I. Panorama
Antes de iniciar este recorrido, queremos hacer un pequeño recuento de la participación de las mujeres animadoras en diferentes momentos y lugares de la historia. Aunque la figura de la mujer ha tenido un papel importante en el medio de la animación desde sus inicios, sus producciones no son muy conocidas. Por un lado han sido opacadas por aquellas realizadas por hombres y por otro, hay aún un gran desconocimiento de la animación misma, tal vez porque esta técnica ha sido eclipsada especialmente por Disney en sus comienzos y luego por las grandes productoras y estudios de animación como: Pixar, Dreamworks etc, impidiendo la distribución del cine animado independiente y también porque la mayor parte de la producción son cortometrajes y su difusión hasta antes de Internet era muy escasa.
La animadora alemana Lotte Reiniger, (1899-1981) tiene un papel protagónico en este campo, cuando en 1926, se consagró con su sorprendente e inesperado trabajo Las Aventuras del Príncipe Achmed. En una época en que empezaban a dominar las vanguardias y caracterizada además, por la dureza de la vida diaria y por la álgida situación política, Lotte, apoyada por artistas cruciales para el desarrollo de la animación experimental como Bertold Bartosch y Walter Ruttmann, decide hacer una obra que se salía de la agobiante realidad de la época para mostrar un mundo fantástico, adaptando una pieza de las mil y una noches, adecuando el lenguaje de las sombras chinescas a la técnica de animación.
Reintrepretación musical de la película “Las aventuras del príncipe Achmed” por Andrew LaCombe)
La animadora checa Hermína Týrlová, ocupa un lugar importante en la historia de la animación. Hacia mediados de los años 30 comenzó una extensa producción de cortos con la técnica de stop motion dirigidos, principalmente, al público infantil.
Otra figura protagónica es Marie Ellen Bute (1906-1983). Interesada particularmente en las matemáticas y en las ciencias, buscó expresar su correspondencia formal con el cine, adicionando la música. Su trabajo se caracteriza por ser muy fluido, ya que le da gran importancia a la estructura musical en relación a la generación de formas obtenidas por objetos cotidianos como coladores, cucharas, café, etc, para lograr texturas de gran belleza y riqueza visual. Algunos de sus trabajos más destacados son: Rhythm in Light (1934), Parabola (1938), Tarantella (1941), Color Rhapsodie (1951), Mood Contrasts (1956). En un periodo de 25 años, (desde 1934 hasta 1959) sus 11 películas de animación abstracta, tuvieron record de exhibición en los teatros comerciales de los Estados Unidos, (el corto que se veía antes del largometraje), lo que significa que miles de personas vieron sus cortos a diferencia de otros trabajos experimentales, según dicen, esto se debió en gran parte a que ella misma pedía a los proyeccionistas que pasaran sus películas.
Hacia los años 40, con el auge de los estudios de animación, el rol de la mujer se limitó a trabajos como colorista, o asistente, «las mujeres no hacen ningún trabajo creativo en la realización de los cartoon#, ya que ese trabajo es hecho por jóvenes animadores. Por esa razón las mujeres no se tienen en cuenta para las escuelas de entrenamiento. El único trabajo posible para ellas es el trazar y colorear con pluma y ser expertas en el uso de la acuarela. Su trabajo consiste en hacer los contornos de los personajes sobre las hoja de acetato con tinta de la India y rellenar los trazos por el reverso de la hoja con pintura, de acuerdo a las instrucciones dadas.”#
En los años 50 y 60, se dan a conocer animadoras como Joy Batchelor (Inglaterra, 1914-1991), Gisele Ansorge (Suiza, 1923-1993), Faith Hubbley (Estados Unidos 1924-2001), Claire Parker (Estados Unidos-Paris 1910–1981), quienes crearon estudios independientes con sus esposos. Llama la atención los casos de Gisele Ansorge, al final de su carrera, en un trabajo titulado Anime, realizado en solitario, plasmó el gran dolor que había guardado por años, al no poder tener hijos. Mientras que Faith Hubley, al realizar su primera película a la muerte de su esposo, coincidió con su diagnóstico de cáncer.
Who I am de Faith Hubley
Existen otras animadoras, cuya colaboración ha sido definitiva para lograr trabajos de una fineza extraordinaria y que se han constituido como obras excepcionales de la animación a nivel mundial, sin embargo, solo son mencionadas tangencialmente. Son los casos de Evelyn Lambart, la incesante y aguda colaboradora de Norman MacLaren, Franchesca Yarbusova, mano derecha y esposa del animador ruso Yuri Norstein y Eva Švankmajerová, esposa y directora de arte del reconocido animador checo Jan Svankmajer, por nombrar solo algunas. En Japón Reiko Okuyama, empezó como intercaladora, en los estudios Toei Doga y poco a poco fue subiendo de cargo hasta convertirse en la primera directora de animación en la película 30,000 leguas de viaje submarino en 1969, y Kazuko Nakamura, también empezó en el mismo estudio como intercaladora y luego jugó un papel protagónico como directora de series de televisión .
Paralelamente en los países de Europa del Este, durante la era socialista, el desarrollo de la animación fue significativo, se establecieron formas de trabajo muy organizadas y se convirtió en un renglón importante en la producción cinematográfica. Tal vez por su asociación con el humor y con el mundo infantil, la censura no tenía los ojos muy abiertos en este medio, y esto permitió que se crearan grandes animaciones donde metafóricamente se hablaba de la tiranía en la que estaban viviendo.
Respecto al trabajo femenino en la producción cinematográfica particularmente, aunque se dignificaba el rol de la mujer y la igualdad de sexos era una de las banderas, había una gran distancia entre el discurso y la práctica. Justamente Lenin afirmó, luego de la revolución, que “en la tierra de los Soviets, cada ama de casa deberá ser capaz de regir al estado”, y también fue Lenin quien anunció que el cine era “la más importante de las artes”. De acuerdo a esta lógica, se suponía que el cine soviético sería un oasis para las mujeres realizadoras en el océano de industria cinematográfica masculina”#. Sin embargo, aunque los comienzos eran promisorios y la mujer empezó a tener un lugar importante en el mundo de las artes, éste fue desapareciendo y condenado como todo lo que tenía aspecto vanguardista. “La representación de la nueva mujer socialista estaba confinada principalmente a un área: la agricultura. Una mujer sobre un tractor, con una hoz, descansando después de segar, siempre sonriendo y feliz.”
Es hacia finales de los años 70 y comienzos de los 80 que la animación hecha por mujeres de manera independiente se expande y aparecen nombres como: Caroline Leaf, Suzan Pitt, Kathy Rose. Hay que tener en cuenta que para esta época toda la lucha feminista, había logrado la aceptación de sus propuestas como nunca antes había sucedido, luego de fuertes enfrentamientos con las instituciones artísticas y sociales.
Video-performance animado de Kathy rose
Existen asociaciones como Women in Animation, organización sin ánimo de lucro, establecida en 1994, para fortalecer la dignidad, preocupaciones y avances de las mujeres en cualquiera de los aspectos del arte y la industria de la animación. Cuenta con miembros y capítulos en varias partes del mundo, y la Society for Animation Studies, especializada en el estudio de la historia y la teoría en animación, son fuentes importantes para este trabajo, nos permite apreciar el panorama mundial de la animación y el papel de las mujeres.
En los terrenos de la investigación teórica y estética existen importantes publicaciones como las de Maureen Furniss: Art in Motion, Animation Bilble, etc. y Christine Panushka, que dio a conocer al mundo a través de su página web: absolutpanushka, una cantidad importante de animadores prácticamente desconocidos hasta entonces, despertando la atención sobre el amplio espectro de la animación.
Igualmente en el campo de la enseñanza encontramos destacadas animadoras en el rol de maestras, proponiendo desde allí nuevos rumbos para la animación, podemos destacar a Sheila Sofian, quien a través de su importante y genuino trabajo en el campo del documental animado, incentiva a los estudiantes a realizar sus obras cuestionando enfáticamente las instituciones que manejan el poder y que muchas veces emiten mensajes contradictorios a los ciudadanos. Isabel Herguera, directora la Muestra de Animación Animac, realizada en Cataluña, se ha destacado por su brillante y acertado criterio para seleccionar aquellos trabajos que le dan a la animación nuevas dinámicas y trazan nuevos rumbos a este lenguaje. Igualmente, como animadora, se caracteriza por la agilidad para moverse a través de diferentes técnicas, con un trabajo que logra tocar las fibras más profundas de la sensibilidad humana, tanto por los temas que aborda como por las estructuras narrativas tan efectivas que crea.
A nivel latinoamericano no se encuentra información concentrada en ningún medio. Las artistas latinoamericanas se han consagrado en otros campos de creación como la pintura, la escultura, la instalación, el video o el performance. Desde esas instancias, las mujeres han logrado llamar la atención sobre sus problemáticas particulares, sobre su posición en el mundo, sus denuncias y satisfacciones. Sin embargo existen algunas artistas que si bien no han trabajado directamente la animación, utilizan algunos personajes iconográficos del cartoon o de las series de anime, vale la pena nombrar el trabajo de la artista chicana Camile Rose García, Cherry Girls vs. Contaminatron. Encontramos en México artistas visuales y animadoras como Adriana Bravo y Andrea Robles con varios trabajos en donde exploran tanto a nivel de imagen visual como sonora temas como la locura, el instante, los cambios. Es un trabajo sobresaliente en el panorama de la animación experimental en América latina. También es sobresaliente, el trabajo de la animadora y crítica Lourdes Villagómez, titulado, Síndrome de línea blanca (2003), en donde vemos la vida imaginaria de una jovencita que ha sido atropellada por un auto. Su silueta demarcada en el asfalto por una línea blanca, se levanta y transita a través de la cotidianidad de la vida de una mujer destinada a desarrollar solamente actividades como ama de casa. Vemos la vida a la que estaba destinada. En Brasil dos reconocidas animadoras: Lea Zagury y Aida Queiroz que hacen parte de la dirección de Animaundi, el festival más antiguo en América y de gran reconocimiento a nivel mundial. En Argentina, Albertina Carri, destacada realizadora que ha incursionado en el mundo de la animación con trabajos como Aurora y Barbie también puede estar triste.